Originales y diferentes

Hace tan solo unos días me rencontré por casualidad, caminando sobre la playa, con una amiga y excompañera de la secundaria. Su nombre es "Olivia", y aun estoy sorprendida de que me haya identificado después de tantos años, tantos kilos, y... tantos cambios. 

Las dos estábamos intentando hacer un poco de ejercicio en una mañana húmeda, salpicada de llovizna ligera, suave y refrescante, muy frecuentes en el verano Acapulqueño. 

Nos sentamos sobre la arena mojada y pasamos un par de horas haciendo memorias de momentos irrepetibles, riéndonos a carcajadas de un montón de situaciones compartidas en aquellos tiempos de la edad de la punzada, o como muchos suelen decirle, de la crisis de la originalidad. 

Las dos coincidimos en que sentirnos originales y diferentes nos hacía felices, a la vez que se tonificaba nuestro carácter y personalidad. En aquellos días estábamos empezando a crear un estilo propio y deseábamos usar ropa divertida mujer, con colores alegres y que al mismo tiempo nos diera libertad de movimiento y marcará de manera especial nuestra identidad. 

Pienso que la ropa era algo así como el reflejo de lo que estaba sucediendo en nuestro interior, se manifestaba el deseo de crecer, de vivir, de desarrollar nuevas capacidades y la habilidad para manejar nuestras emociones, pero sobre todo, nuestra libertad. 

Por ello, ahora creo muy conveniente que las pequeñas tengan oportunidad de usar ropa original para niñas lo que sin duda podría ser un buen impulso para que desde temprana edad den rienda suelta a su imaginación, y su creatividad, abriéndoles una puerta hacia su realización, dándoles la oportunidad de sentirse originales y diferentes.

Y desde luego que para a los niños también.

Los niños son como el amanecer de cada nuevo día, lleno de esperanzas y alegrías.