Para ser feliz… Nunca dejen de aprender

Niño, joven, adulto, o anciano, no importa, siempre se tiene edad para aprender. Se aprende cuando se tiene interés y voluntad para hacerlo.

Aprender es algo emocionante y divertido, algo que produce gran satisfacción y porque no decirlo… Felicidad.

Somos felices cuando sentimos que estamos avanzando en algo que queremos lograr o desarrollar, que aprendemos a hacerlo mejor, más rápido, o quizás con mayor eficiencia.

Todos podemos aprender, los pequeños porque tienen una gran curiosidad y están deseosos de conocer las maravillas que los rodean, los jóvenes porque  requieren desarrollar habilidades que les permitan construir las oportunidades que desean, los adultos porque en su búsqueda por conquistar el tiempo y el espacio se sienten felices al avanzar ante los retos que se plantean cada día, y los ancianos porque al combinar la experiencia, la intuición y deseo de mejorar, nos sorprenden demostrándonos que el conocimiento siempre es producto de la acción.

Aunque la palabra "Aprender" esta asociada generalmente con un sentido académico, los aprendizajes más importantes en la vida están relacionados con lo que vemos, oímos, sentimos, degustamos, percibimos, con lo que nos preguntamos y pensamos, con la vida misma. Aprendemos más de nosotros mismos y de nuestro contacto con los demás, aunque pocas veces somos conscientes de ello.

Aprendamos a disfrutar del aprender, aprendamos aquello que nos gusta, aquello que representa un reto en nuestras vidas, aquello que nos produce alegría y satisfacción, aprendamos solos o en compañía. Aprendamos enseñando o aprendamos compartiendo pero recuerden...

Para ser feliz… Nunca dejen de aprender.

Un buen ejemplo de aprendedora es Benita Martín, maravillosa mujer de 91 años que aprendió a leer y escribir hace tan solo dos años, y ya lleva 35 cuentos publicados, sus memorias y actualmente esta trabajando en un refranero en español, incluso utiliza con habilidad un ordenador portátil. Leer más.